La pobreza en La Guajira supera el 65% de habitantes y más del 33% viven en miseria. Estos índices sobrepasan los de Colombia. En cifras negativas el departamento casi siempre está en altos niveles. Pero en riqueza ocupa primeros puestos en las listas: recursos energéticos, hidrográficos, hidrobiológicos. Estas son sus dos realidades opuestas.
Esas dos realidades son en conclusión que, el departamento posee anchas riquezas las cuales representarían distintas formas de bienestar y satisfacción al pueblo; pero el pueblo está sumergido en grandes necesidades e insatisfacciones, a pesar de contar con exuberantes riquezas que producirían una satisfactoria renta per cápita real materializada en el bienestar de la población.
Esas dos realidades son en conclusión que, el departamento posee anchas riquezas las cuales representarían distintas formas de bienestar y satisfacción al pueblo; pero el pueblo está sumergido en grandes necesidades e insatisfacciones, a pesar de contar con exuberantes riquezas que producirían una satisfactoria renta per cápita real materializada en el bienestar de la población.
¡Suenan bonito la ultima frase! Por lo tanto en La Guajira hay quienes tienen una que otra vena hinchada a reventar. Su inconformismo ante esta injusticia, perjudicial tanto individual y social, desata repulsión contra el gobierno nacional. Ganas les sobran a esas personas de independizar al departamento. Y es cierto, el estado colombiano lleva buena carga responsable como causante de nuestra pobreza, deuda social y ambiental.
Se puede conjeturar que antes de 1500 hubo indígenas pobres, apropiadamente humildes. Después llegaron los invasores españoles e implantaron el colonialismo europeo, causando como resultado intencional la miseria y pobreza. Provocaron la extinción casi total de los guanebucanes, un pueblo indígena que habitó en Dibulla y Riohacha.
Los mataban y despojaban el oro que los inocentes llevaban puesto. Fue bárbaro aquel genocidio, esto no se comenta en las escuelas a nuestros jóvenes. Luego de la independencia, La Guajira fue sujeta al estado colombiano. ¿Era una esperanza? ¡No! Al sistema esclavista lo abolieron entrando 1852. Aquella generación salió del esclavismo para entrar a otro esclavismo: la pobreza.
Poco cambió para el siglo XX. En la guerra de los Mil Días, tropas de conservadores (detentando el gobierno central) incendiaron pueblos enteros. Ardieron los bohíos de nuestros ancestros, por ser mayoría liberal.
“El único que vino e hizo algo” el gral. Gustavo Rojas Pinilla. ¡Fue el único! pregonan en La Guajira. —Y después de él, más ninguno—. De los años cincuenta pasamos a los noventa, entonces desde el gobierno nacional alegan falazmente: “La Guajira no despegó”. ¡Qué cinismo! esperar a recibir las mendigas regalías por hidrocarburos para “despegar”.
Entre 1820 y 1980 es tiempo demasiado extenso para hundir en el fondo de la pobreza a la gente. Hoy emergen con el pretexto de arrebatar las pequeñas regalías creando la idea en el público que en tres décadas (1980-2010) la miseria de 19 decenios debió desaparecer en el departamento, y no fue así, y no pudo ser así por obvias razones.
En 1950 los territorios de Chocó y La Guajira eran los más pobres del país. Actualmente Chocó y La Guajira ocupan los niveles de alta pobreza, respectivamente. (Meisel, Adolfo. 2007) (DANE. 2008).
Lo anterior es un rublo de nuestras dos realidades opuestas. Nuestra realidad acaudalada (ilícita) fue aquella riqueza mal habida en época de marimberos. “Como llegó, así se fue”, semejante serán las regalías giradas desde los ochentas hasta 2011 (posiblemente). Nuestros recursos son saqueados y no veremos un peso por su extracción. Igual cuando en la época colonial se extrajo perlas, a mitad de la republicana se taló dividivis y guayacanes causando el deterioro del suelo. Nada dejaron al departamento. La riqueza de La Guajira parece estar condenada para beneficio ajeno y no de su humilde gente.
Los candidatos aspirantes a dirigir nuestros asuntos públicos dan ninguna esperanza, pues la coalición Nueva Guajira confía gobernar cuatro años más por medio del conservador Bladimiro Cuello Daza sin proponer cambios reales. A este señor habrá de preguntársele sobre tal espantoso episodio perpetrado por conservadores a inicio del siglo pasado, y la gente cuestionarse sobre su significado. El episodio significó retraso hacia la miseria.
Precisamente la pobreza en La Guajira se ha manifestado con características similares: Interés político egoísta, ambición de los recursos, marginación, “plata” que viene y un día se va. Y “nunca pela” el índice de pobreza casi igual cada década. Si La Guajira “no ha despegado” sujeta durante 191 años al estado colombiano, en su misma condición no despegará en 8.
La gente tiene opción de seguir a los “locos” que sueñan con una independencia, o hacer quizás otra cosa que no harán. Comparemos: Cuando hay hambre, en el reino animal esto es materia prioritaria y se cometen actos de supervivencia. La pobreza (necesidad) acarrea hambre, ¿tú que harás?
Pobreza e indigencia (miseria) en La Guajira No. 1 | ||
Índices DNP. Población: 681.575 (2005)* | ||
Índice | Habitantes | |
Pobreza | 49,20% | 335.340 |
Miseria | 14,50% | 98.828 |
Total | 63,70% | 434.168 |
Restante | 36,30% | 247.407 |
Pobreza e indigencia (miseria) en La Guajira No. 2 | ||
Población: 846.609 (2011)*# | ||
Índice | Habitantes | |
Pobreza | 64% | 541.830 |
Miseria | 32% | 270.915 |
Total | 96% | 812.745 |
Restante | 4% | 33.864 |
*Proyección poblacional DANE. #índice de pobreza e indigencia. El Pilón, agosto 2010.
Analizando las tablas anteriores, observamos casi la totalidad de la población departamental viviendo por debajo de la línea de pobreza. La pobreza y miseria en conjunto creció 32,3% en solo cinco años. Y cada década es similar, mientras Colombia y casi todos sus departamentos disminuyeron su índice de pobreza entre 1950 y 2010, en La Guajira sucedió lo inverso. Ósea, nos consolidamos en pobreza. ¿Y qué desastre ocurrirá en cuanto el gobierno nacional arrebate nuestras minúsculas regalías?
Gabriel G. Márquez escribió en Cien años de soledad su famosa frase: No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero nunca pasa el dicho: Toda norma tiene su excepción. De la frase se exceptúa el tiempo, porque en La Guajira el mal de la pobreza ya excedió 500 años; pero no el siguiente trozo, pues nadie resistirá más ese penoso mal, provocando un estallido social violento.
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